1 de junio del 2011. 11:00
Como cada día veraniego, Aleksandar no tenía nada que hacer
por las mañanas. Así que tras varias horas de hastío, se calzaba y se
encaminaba hacia el Ramón Sánchez-Pizjuán. Huelga decir que Aleks es muy
sevillista.
Solía hacer siempre lo mismo: Se dirigía a las oficinas para
hacer el tour por las entrañas del Estadio. Los primeros días tenía que
acreditarse como socio, pero con el paso de las semanas, una sola mirada de la
oficinista le valía para entrar hasta la cocina de “su” templo. Aleks solía alejarse
del guía que lideraba las visitas. Ya se sabía de memoria sus relatos, y arto
de un día tras otro corregirle en sus numerosos fallos, optó por hacer el
recorrido a su manera. No le interesaba nada pisar el césped o el vestuario,
prefería contemplar los numerosos trofeos, cuadros y fotografías que relatan la
centenaria historia de su sentimiento.
En el día que nos ocupa, la curiosidad de Aleks fue un poco
más allá. Dejó la sala de trofeos, y tomó una puerta que le dejaba en un largo
pasillo lleno de salas. Tras recorrer ese pasillo cubierto por más fotografías históricas había
otra puerta. Estaba entreabierta y mostraba un cartel que rezaba “PRESIDENTE”.
Aleks habría cruzado el umbral si no hubiera sido por el griterío que había
dentro. Las voces le resultaban muy conocidas, por eso le resultaba muy extraño
todo. ¿Qué hacían Jose María del Nido y Manuel Vizcaíno chillando como posesos?
Aleks acercó su oreja a la puerta para escuchar lo que decían:
-¿Cómo has podido hacerme esto Manolo? Que nos conocemos de
toda la vida. ¿Cuántas veces habrás comido en mi casa? ¿Cuántas veces he
encubierto todas tus salidas nocturnas? ¿Así me lo vas a pagar?
-Lo siento Jose María, pero no he podido actuar de otra
manera. A partir de las 12:30 el 87% de la acciones serán mías y el club pasará
a mi poder. Apresúrate en recogerlo todo.
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